“… y no fue
difícil entender el poder de la mirada
cuando fuimos nosotros las víctimas; dirás o ignorarás que cuando se cruzaron
nuestros ojos, recuerdos de esta
historia ocuparon el espacio de distancia que entonces nos separaba, y como protagonistas,
la cobardía y el orgullo, bien podrían llamarse villanos.
Y todo se
detuvo, y me supo amargo y aunque mis piernas solo querían correr lejos, hacia
algún lugar cualquiera pero distante, era inútil, porque el destino cuando se
empeña en confrontar algo inevitable, es todo un maestro, que debilita el
corazón y hasta los pensamientos. Y tres segundos fueron millones, tres pasos fueron kilómetros, un profundo precipicio
en tan poca distancia, tanto por pensar, demasiado por lamentarse, MUCHISIMO por extrañar. Sería injusto, aunque irónico, decir que
aquellos “villanos de nuestra historia”, juntos, la hicieron exageradamente
hermosa.
No hay que ser osado y decir que será la última
vez que nos veamos, pero tampoco podríamos asegurar la cantidad de veces que
podría suceder, porque extrañamente este juego es tan incierto, desconcertante
y sorpresivo, que bastaría solo con un simple efecto mariposa para regresar
este cuento a su parte feliz.
Y entonces hubieron lágrimas (mias) que aunque
son transparentes, no sobraría que fuesen invisibles, sería un poco mas
apropiado, porque se supone que si lloro, es para mi, no necesito demostrar nada, las lágrimas son aquellos
complementos silenciosos de los gritos deseperados del alma. En momentos como
estos adoro que existan los pretextos, porque aunque odio la mentira y no los
considero así, a veces es necesario engañarse un poco para calmar una ansiedad
que duraría quien sabe cuanto tiempo , quizás eternamente; aun que no solo me
beneficia, sino que calla aquellos intereses falsos de chistosos que rondan por
ahi.
Y asi fue… y
asi sucedió, ya lo se nadie lo pensó, pero incluso nadie dijo que no podría suceder.
Que me nos queda? …Esperar… tan solo eso… esperar."